jueves, 8 de enero de 2009

Museos de Chabacanería

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Como siempre, buscando las candilejas que no le alumbran el entendimiento, el fallido director del museo “El Faro”, estacionado en la absoluta carencia de proyectos museográficos, insiste en que Coatzacoalcos debe contar con un museo para resguardar las piezas encontradas durante la corta exploración que provocaron las obras del túnel sumergido en Allende. Todo sería muy bueno si en Coatzacoalcos se tuviera la capacidad y las buenas intenciones como para emprender ese trabajo museográfico, pero eso es algo que no se ha dado, no porque los pobladores de esta ciudad carezcan del interés por tener un museo, sino porque las personas que participan en esos posibles patronatos, y que están dispuestas a proporcionar para estas actividades tanto su presencia como generosos donativos, se encuentran con las mezquindades de quienes sólo buscan las candilejas y carecen de la formación académica para estas actividades.

En un caso así, resulta mejor que estas piezas permanezcan a buen recaudo en las instalaciones del INAH en Veracruz, ya que ponerlas en manos de esos patronatos carentes de la capacidad técnica es exponerlas a las mediocres desatenciones que ya conocemos en los dos ejemplos de museo que hay en Coatzacoalcos: el del faro, con una colección muerta por la apatía y la falta de conocimiento museográfico, a tal grado que la temática portuaria ocupa un mínimo espacio en un área que es ya parque ecológico y no un museo vivo, actualizado y activo. El otro museo es el de la “pirámide”, de administración municipal, y que se encuentra en las peores condiciones que puede imaginar un visitante de museos.

Constituir otro patronato para el museo en que se fantasea no es más que una buena intención que pone en evidencia la falla del patronato del museo del faro, porque éste no ha sabido llevar a cabo proyecto alguno y se ha contentado con preservar una reducida colección y ofrecer cursitos de varias cosas, todas ellas ajenas a la información portuaria, histórica o museográfica, la colección no se incrementa, no hay exposiciones temporales de temas portuarios y el recorrido resulta más que anodino para quien ya fue por única vez.

¿Qué sentido puede tener integrar otro patronato más? Ya hay uno que falla, una asociación historiográfica cuyo nombre es lo único historiográfico que tiene, un “ateneo” que es como para dar pena ­o risa­ un museo olmeca desatendido, ¿será que la vanidad anodina de algunos requiera de otro patronato?

Si la respuesta es afirmativa, se requiere que los interesados entiendan que un museo en serio requiere de personal serio, con proyectos escritos y que demuestren su viabilidad, con personal que demuestre la capacidad académica para dirigir, curar, promocionar y estimular el trabajo de un museo. Por supuesto que ese personal requiere un salario adecuado, una supervisión basada en resultados y un compromiso a toda prueba. No es necesario traer ese personal de otras partes de la república, es seguro que lo hay en la región, pero hay que tener presente un concepto: PROFESIONALIZACIÓN. Por no hacerlo, se ha caído en una chabacanería que resulta vergonzosa, además de que es muy cara, porque bien lo dice la frase: “lo barato sale caro”.
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