viernes, 21 de noviembre de 2008

Coatzacoalcos defrauda a Sedesol

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Es delicado cómo, compartiendo el fraude con los diputados panistas y con Fidel Herrera, el alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel, ha venido defraudando a Sedesol con numerosos proyectos, avalados por agrupaciones que desconocen, o soslayan en su beneficio, el fondo fraudulento de las acciones de este alcalde.

Pequeño, pero como muestra basta un botón, es el proyecto con que engañan a los pobladores de Allende haciendo creer que trabajan para prevenir las adicciones y la violencia contra las mujeres, para lo que solicitaron 300 mil pesos.

El proyecto costaría eso y más, si se realizaran las acciones y se contrataran los profesionistas adecuados. Pero Marcelo ha hecho creer que esas acciones son gratuitas y se ha apoyado en un otrora honorable club de servicio, a través de una persona cuyo nombre omito por respeto a la imagen que tenía de ella. Así que los trescientos mil pesos quedan en manos de quienes no hacen nada, mientras que se contrata a pasantes en psicología, que aceptan salarios de limosna y que carecen de las estrategias y método para llevar a cabo este complejo proyecto.

Por supuesto, no habrá resultados de ninguna especie, porque no es lo mismo un pasante inexperto, que un profesionista con la experiencia suficiente para saber lo que vale su trabajo y cómo lo pagan los proyectos de Solidaridad Social, que ocupan fondos del Banco Mundial.

Lo que es extraño es que a Marcelo, especialista en defraudar a Sedesol, como lo hizo en su anterior mandato, cuando el maestro Francisco Cano estaba al cargo de esta dependencia en Coatzacoalcos y se negó a cooperar con esos fraudes perpetrados por Gloria Corrales y Marcelo Montiel. Ahora sigue lo mismo y es extraño que le hayan asignado presupuestos, que hasta ahora sólo han servido para lucro de compromisos y Ganimedes.

No sería extraño que la problemática llegara hasta los mismos diputados locales y a Fidel Herrera, quienes revisarán los documentos que presente Montiel, y al que le pedirán participación en el enorme fraude que se lleva a cabo en Coatzacoalcos.

Estas son las cosas que han alejado a Fidel de sus aspiraciones a la Presidencia de México, porque a su partido no le conviene una persona que a cada paso deja fraudes e inconformidades, y solo favorece a sus cada vez menos amigos.
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La Corrupción tocó otro fondo

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Cuando el catastrófico Lear Jet que, en su caída, calcinó a más de 50 vehículos con sus ocupantes, que circulaban en el periférico cuando la aeronave tocó tierra, con la correspondiente muerte de más de 50 inocentes, además de algunos miembros de la mafia retrógrada que gobierna el país y que viajaban en el vehículo aéreo, se puso de manifiesto, sobre todas las cosas, la estupidez de los principios privatizadores que, como es común en estos casos, privilegian el lucro y no la calidad y seguridad de los servicios.

Un mar de contratos para mantenimiento de la aeronave, una confusa declaratoria sobre la antigüedad del vehículo, la constante insistencia en que se trató de un “accidente”, cuando todos sabemos que los accidentes no nacen, se hacen. El culpar a pilotos y controladores de vuelo sin voz, o sin “chamba”.

Pero el punto no es si fue o no un atentado, vamos a creer lo increíble y aceptemos las “explicaciones” oficiales. El punto es que, hace años, cuando el mantenimiento y resguardo de los aviones del poder ejecutivo federal estaba a cargo de los mecánicos de la Fuerza Aérea Mexicana, a la que pertenecen por ley, nunca pasaban esas extrañas cosas de que cayeran sobre cientos de inocentes, sólo el del gobernador de Tabasco, Carlos Alberto Madrazo, en 1969, junto con el tenista Rafael “Pelón” Ozuna cayó, claro, este avión no era de la Fuerza Aérea Mexicana.

El punto de todo esto es que el pretendido accidente que cegó las vidas de más de cincuenta personas inocentes (a las que se han reducido a menos de diez), además de nueve integrantes de la camarilla que está hundiendo al país, fue consecuencia de esa oleada privatizadora en la que, incluso los aviones del poder ejecutivo federal, adquiridos con recursos públicos y para uso exclusivo del gobierno federal, pero que por esa intrínseca corrupción (y estupidez) pasan a propiedad de compañías privadas que no tienen siquiera la capacidad de garantizar la seguridad de los funcionarios que les dan de comer.

Así colocadas las cosas, el “accidentazo” del cómplice de Fe. Cal. en la entrega de los recursos petroleros nacionales al extraño enemigo que profana con sus botas el suelo mexicano, es consecuencia del mismo principio que defiende la estulticia de los dos últimos sexenios: creer que la iniciativa privada hace mejor las cosas que las entidades públicas. ¡Bien merecido!
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lunes, 17 de noviembre de 2008

El Informe de Tío Fide

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Es gracioso saber que las noticas de los periódicos amordazados y bien maiceados dicen que fue recibido con gran beneplácito de la Legislatura estatal el documento que contiene el informe de las actividades del Ejecutivo estatal. Subrayan que no hubo oposición ni cuestionamientos. Claro, no le han preguntado a los muchos habitantes del estado que, con toda claridad, piensan que es otro más de los engaños de esa “fidelidad” ya bien conocida.

En Coatzacoalcos, por ejemplo, se habla de los muchos millones invertidos en la ampliación de la avenida Universidad, pero los usuarios saben que se trata de una obra de tan mala calidad que se han formado, una y otra vez, grandes cráteres lodosos que hacen el trayecto por la flamante obra un verdadero infierno.

La mala planeación llega al grado que, en los pocos lugares donde parecía terminada la obra, se han tenido que volver a hacer zanjas para colocar ­o quitar­ cables, para construir muros de “contención” que no parecen contener más que la factura que se reparte entre los prohombres de la “fidelidad”. Cuando llueve se inunda el tramo debido a que fue concebido sin drenajes pluviales, las banquetas son como de casita de muñecas, una ciclo pista en la parte media del camellón parece ser, hasta este momento, el único acierto de la vía, pero se ve reducido al absurdo en cada cruce de calles por no contar con rampas para transitar en los velocípedos de manera expedita. Carece de puentes peatonales, como si fuera un camino vecinal de una ranchería, en vez de ser una de las dos vías de acceso a Coatzacoalcos.

Y así como esta obra, tal vez la mayor en tamaño, están todas las demás: un tramo de malecón que sólo sirve de acceso a un hotel de cadena internacional, pero no va a ningún lugar; calles que se anuncian como pavimentadas, pero que están cerradas a la circulación desde hace ya muchos días, y en las que no se ven avances, una ciclo pista playera, anunciada como la gran obra del sexenio y la que ni siquiera tiene los muros de contención para la arena en condiciones aceptables, etcétera, etc.

Se complace el Tío Fide al decir que su gobierno no tiene oposición, pero no tiene la capacidad para concretar obras de calidad. Tal vez no tenga oposición en los partidos políticos, pero en el pueblo de las diversas áreas del estado, el pueblo, los usuarios de las obras, todos esos que no son oposición por la simple razón que tampoco son gobierno, pero son los que pagan los impuestos que financian obras de mala calidad y redundan en enormes beneficios económicos para funcionarios y contratistas.

En esa dirección está también lo que sucede con el fantasioso túnel de Coatzacoalcos, que hasta ahora ha sido muy útil porque ha permitido confirmar la hipótesis histórica sobra la naturaleza portuaria de Coatzacoalcos en la época olmeca, pero que ha cobrado ya varias vidas de los operarios que lo han estado construyendo y se han confirmado las acusaciones sobre la mala calidad de los materiales que se utilizan para su construcción. Ese es el perfil de las obras de Fidel Herrera, es claro que así va a ganar mucho dinero, pero no la voluntad para erigirlo en Presidente de la República, porque el pueblo pide alguien inteligente y que no engañe y Fidel no es así.
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