jueves, 24 de abril de 2008

Un Gobierno Represivo

Cuando un grupo gobernante deja de entender que está al servicio de los gobernados y empieza a pensar que el pueblo le está en deuda, comienza a ejercer venganzas, la mayoría sin sentido, en contra de él. Esto viene pasando de manera notoria en Coatzacoalcos, haciéndose notar el absurdo de las acciones del director de obras públicas municipales, una persona deshonesta y capaz de cualquier cosa, llamada Joaquín Caballero Rosiñol, quien es incapaz de lograr que se concluyan las obras de la ampliación de la avenida Universidad en el tramo de Las Gaviotas al Itesco, tramo que se había venido usando por los vehículos que libraban la densidad del tráfico por esta vía, al fin y al cabo construida, aunque con pequeños detalles que faltan por concluir.

El absurdo de Caballero Rosiñol llegó al grado de cerrar con pequeñas bardas de pedazos de concreto pegados con rudo cemento para que no circulen los vehículos que aliviaban el tráfico en ese tramo. Resultado: mayor tráfico, más accidentes y el dispendio de recursos al construir muros que habrán de ser derrumbados cuando se piense –en ese absurdo de la represión– que es tiempo de usar un tramo que ya está listo desde hace más de seis meses.

Esta es una de las obras con que se anuncian los resultados de 100 días de un gobierno represivo que padece Coatzacoalcos. Lo bueno es que ya sólo quedan 900 días por delante de soportar la incapacidad de un Caballero Rosiñol. Ineptitud que también se ha hecho notoria en las aplicaciones de pintura a las líneas de unos cuantos cruceros de la ciudad, operación para la que se elige la hora de más tráfico, según el área de que se trate, a fin de que la molestia de los ciudadanos se convierta en contra de los funcionarios, que esperan ser vistos como los salvadores de la urbanidad, en vez de ser vistos como los gorilas que podrían civilizarse y pintar sus banquetas peatonales en el lapso de las 10:00 de la noche a las 5:00 de la mañana, dando también un resultado –ahora sí– impresionante, ya que de la noche a la mañana aparecería la pintura en los tramos elegidos, sorprendiendo positivamente al ciudadano.

Aquí se aprecia el peso negativo de la torpeza de los funcionarios corruptos, pero pretenciosos, que pesan realmente en contra de la buena imagen y de las posibles buenas intenciones del alcalde que los contrata. Que lo hace para que le resuelvan los problemas y no para que le ganen más críticas. ¿O pesan más los negocios que pueda hacer que el prestigio del político? Los hechos dan las respuestas.

lunes, 14 de abril de 2008

El Vergonzoso Asunto Petrolero

Es característica la vehemencia con la que los jerarcas del sistema defienden la necesidad de poner la riqueza petrolera mexicana en manos de las compañías extranjeras. Han hecho creer a una gran mayoría del ignorante pueblo de México que son necesarios los caudales y la tecnología extranjera para que la industria pueda trabajar. Nada más falso, Pemex es la empresa petrolera más rentable del mundo, aún cuando se le ha querido desmantelar de diversas maneras.
Si se quisiera en realidad activar la actividad de la empresa, se estaría planteando la oferta de plazas a los técnicos mexicanos que estuvieran dispuestos a desarrollar tecnología para lograr una mejor explotación petrolera, tanto en aguas profundas como en aguas someras. Se estaría financiando toda clase de investigación científica encaminada a la producción petrolera y petroquímica; los jóvenes universitarios y politécnicos tendrían vasto campo para desarrollar sus inquietudes y –lo que es más atractivo– estarían dispuestos a hacerlo por salarios reducidos, con tal de obtener la experiencia y el reconocimiento que les permitiera ocupar los cargos que ahora se están abriendo para burócratas del petróleo –estos sí, excesivamente bien pagados.
No es necesario hacer ningún debate, sino reconocer que, si se fomenta la investigación científica y tecnológica, en menos de 4 años se tendrá la tecnología necesaria, y será propia, de tal manera que el gasto en educación se verá como una inversión neta. Sólo hace falta que el Instituto Mexicano del Petróleo cambie su perfil, de ser un mero impartidor de cursitos motivacionales, vuelva a ser el centro de la actividad en la tecnología del petróleo. Para esto se requiere tan sólo voluntad política.

Pero la voluntad política es precisamente lo que no existe por parte del gobierno de México desde Salinas, cuando se hicieron dos cosas de gran perjuicio, una fue la desaparición de la SPCO, Subdirección de Proyectos y Construcción de Obras, que era el brazo con que contaba Pemex para desarrollarse, construir y crecer. La otra fue conceder en tener certificaciones del tipo ISO, que siguen estándares de calidad internacionales, que en ningún modo son mejores que la Norma Oficial Mexicana, NOM, pero que restringen las actividades de las empresas, porque (aparte de innumerables e inútiles papeleos), condicionan la certificación de una empresa a que pueda sólo comprar a empresas certificadas, con lo que dejó Pemex de comprar sus refacciones e insumos a los talleres que los producían, en tiempos cortos y en calidades adecuadas, para comprarlas a empresas en el extranjero, que hacen lenta y burocrática la operación y que muchas veces ofrecen productos de mucha menor calidad que la que venían ofreciendo los técnicos mexicanos.
Los ejemplos abundan, uno de ellos son los sellos para las bombas de aceite caliente, que comprados en el extranjero son de neopreno y duran poco menos de 1 mes, mientras que hechos en los talleres mexicanos, con tecnología mexicana, eran de teflón y tenían una duración hasta de seis meses.

Pero los panistas, los comunicadores y gran parte del pueblo de México, nunca han estado en contacto con la producción petrolera, no la conocen siquiera, y se les hace fácil hablar a partir de lo que otros les dicen.

Ese es el mismo caso cuando hablan del trabajador petrolero y desprecian al sindicalismo por su mal prestigio de corporativismo y venta de plazas. Es cierto que eso no está bien, pero no son capaces de ver que al interior del trabajo petrolero no sólo hay sindicalismo, ni sólo esa función criticable del sindicato, también hay otras funciones y actividades que ennoblecen al trabajador y hacen pensar que, si las cosas andan mal ahora, peor andarían si no existiera el sindicalismo, a pesar de sus indiscutibles males.

En suma, no son los trajeados políticos del PAN o del PRI quienes tienen el derecho a opinar del tema petrolero, porque ni siquiera lo conocen. Ni tampoco es el asunto petrolero un tema a discusión. Lo que debe hacerse es invertir en educación y los resultados serán los más rentables en todos los renglones –incluso políticamente.

miércoles, 9 de abril de 2008

Aclarando al Faro

Hay que escuchar las razones que tienen las personas, para comprender sus acciones –tal vez no para justificarlas, pero sí para tomar una exacta dimensión de su actuar. Este es el caso de los motivos que tiene el Director del Museo Portuario de Coatzacoalcos para no reclamar las piezas recientemente encontradas en Allende y que aportan sin duda una notoria información sobre la actividad portuaria en el Coatzacoalcos prehispánico.

Parece ser que a la asociación Museo Portuario de Coatzacoalcos, A.C., más conocido como “museo del faro”, tiene mal elaborados los estatutos del acta constitutiva y, a pesar de ser una organización establecida para ese fin, no dice explícitamente en alguno de los estatutos la expresión: “coadyuvar a la preservación del patrimonio artístico y cultural de la nación, de conformidad con el Artículo tal y tal…”. Por no poner atención a esto, el entonces presidente del Museo Portuario, Ignacio Domínguez, dejó descubierto este importante renglón que ahora, si de remediar las cosas se trata, habrá de hacer los debidos cambios en el acta constitutiva, con el consiguiente costo. Burocracia que requiere el INAH y que no hay más remedio que acatar.

Pero lo que resulta preocupante es que nadie, ningún organismo de esos, ha hecho hasta ahora gestión alguna para conservar las piezas, con lo que prueban su inutilidad para la acción. Ordóñez explicó a quien escribe estas líneas que la gestión debiera hacerla el grupo directivo del Museo Portuario, que hasta ahora ha descansado, y sigue descansando de no hacer nada. Por esta razón, es que Ordóñez, quien parece ser la única voz interesada en Coatzacoalcos, pidió el respaldo de la Asociación Historiográfica de Coatzacoalcos para gestionar que las piezas queden en resguardo y a cargo de esta asociación.

Cabe decir que esta Asociación sí cumple con la condición de tener ese estatuto en su acta constitutiva. Decir que incorporar este estatuto costó a este humilde (y ponzoñoso) redactor el haber tenido que alzar la voz ante el muy respetado señor Alberto Ocampo, quien entendió finalmente la necesidad de este estatuto y procedió a pedir al notario que lo incorporara. Sólo fue secundada la voz por Rafael Alcántara, quien hoy en día es presidente de la mesa directiva de esta Asociación, y quien tiene el empuje para hacer que cumpla con su función social.

Para abundar, aunque la Asociación Historiográfica de Coatzacoalcos no es un museo, sí tiene la condición formal para coadyuvar en el resguardo del patrimonio Artístico y Cultural de la Nación, por lo que sería muy sano que el INAH la tomara en cuenta y, con el debido papeleo entre asociaciones, efectuar un convenio –si es posible notarial– a fin de que se exhiban las piezas en las salas que el Museo Portuario tiene para ese fin, y se consiga el presupuesto necesario para montar la exposición con las debidas condiciones museográficas. Esto tal vez permita salvar de la muerte real a un museo –el único en Coatzacoalcos– que ha sido descuidado por los socios, lo que ha provocado el abandono presupuestario de las autoridades, y que en un tiempo más o menos corto, de seguir en esa inanición, quede como un cadáver cultural más de los que pueblan Coatzacoalcos.

Así que el reto es proceder con inteligencia, apoyarse en los que saben de estas cosas (que además son habitantes de la localidad) y dejar el relumbrón social para otros momentos. Hoy es el momento de actuar, de hacer proyectos técnicos, de convencer a los especialistas y a las instituciones, de buscar presupuestos que no entrañen compromisos ni deshonestidades. Ya pasó el inútil momento de la farsa social y llegó el momento solidario del trabajo.

martes, 8 de abril de 2008

La Torpeza del Faro

Es de preocuparse que el Director del Museo Portuario de Coatzacoalcos, más conocido como “museo del faro”, carezca de la capacidad para ofrecer sus espacios y habilidad técnica para alojar las piezas encontradas en la excavación del INAH en Allende. Y es de preocuparse porque un director que no cree en la institución que dirige no es ni siquiera digno de dirigirla, ¿a dónde la va a llevar?

Somos conscientes de que el citado museo está localizado en la comunidad de Allende, a donde parece ser que no desea viajar la crema y nata de la “societé” porteña. Pero eso no debe importar, pues salvo unas pocas honrosas excepciones, esa crema y nata social es capaz de hacer muy poco por la cultura de la ciudad que los aloja y los ha tornado en opulentos rucios. ¿Porqué entonces no alojar los hallazgos en este museo ya existente?

Propalar a los cuatro vientos que en mayo, que ya está encima, serán saqueadas las piezas exploradas y llevadas a alguna oscura bodega del INAH en Veracruz, no creo que sea una buena fórmula para presionar a un ayuntamiento que carece de recursos para las actividades culturales, y los pocos con que cuenta son asignados por el gobierno estatal para el Encuentro del Mar, a fin de que proponga un proyecto de museo local. Me gustaría saber si alguno de los funcionarios de alto nivel municipal se interesa por la historia y la cultura local pero creo que para la mayor parte de ellos el nombre de rucios les va mejor que el de cultivados.

Así entonces, no conviene al director Ordóñez amenazar con la negativa que a los políticos les importa poco en vez de ofrecer el Museo Portuario de Coatzacoalcos para que se haga cargo de los hallazgos, que por cierto son de tipo portuario. Lo conducente es proponer un guión para incorporar los hallazgos en una sección temática que hable de los orígenes y antecedentes de la actividad portuaria en Coatzacoalcos y muestre los hallazgos, conservados debidamente, con todos los requerimientos técnicos para hacer duradera y atractiva la exposición.

Incluso, se debe cobrar a los visitantes una módica cantidad, algo así como $ 15.00 por adultos, por admirar y conocer esa parte de la historia portuaria. Así, en vez de multiplicar museítos de tipo bonsái, se lograría robustecer el único museo debidamente registrado que hay en Coatzacoalcos. No acabo de entender porqué el director Ordóñez boicotea esta institución para presionar al ayuntamiento a fin de crear algo que todavía no pasa ni por las cabezas de los gobernantes.

Pero entiendo menos que la directiva del Museo Portuario de Coatzacoalcos A.C., integrada por hombres de probidad a toda duda, no se hayan preocupado siquiera por proponer esta institución para que de cobijo y desarrolle un guión museográfico para alojar los recientes descubrimientos.

Tal vez, la apatía de estos hombres es la causante de que el Director boicotee al museo insistiendo en la creación de otro más, que será el que aloje las piezas. Sabemos que esto es un dispendio innecesario, ¿o será que el dispendio es tener el museo de faro?