miércoles, 2 de julio de 2008

Seis Meses y Nada…

Ahora, que ya se completaron seis meses del presente gobierno municipal, conviene hacer un recuento de las actividades, a fin de evaluar si han sido seis meses de perjuicio o de beneficio para Coatzacoalcos.

Primero daremos un vistazo a los eventos masivos: carnaval, expo–feria y encuentro del mar. En el carnaval, el recuento fue fallido y delictivo: fallido para los que esperaban hacer negocio con los diversos puestos que se instalaron, o con las concesiones de cerveza. Todos salieron perdiendo, el único que ganó fue el organizador y el tesorero. Los puestos cobraron permisos caros, y la cerveza resultó más costosa para los que compraron su concesión que el precio en que pudieron darla al público.
Resultó delictivo porque se incurrió en el delito de promover el monopolio, cerrando la puerta a la opción de vender otra marca de cerveza distinta de las que maneja el grupo Femsa. Esto provocó que la competencia acudiera a una táctica comercial característica del capitalismo: el dumping, en que los precios se derrumbaron por debajo del costo, afectando a todos los pequeños vendedores, convirtiéndose en un verdadero duelo de gigantes que se llevó “entre las patas” a todos los vendedores a lo largo y ancho del municipio.
La expo–feria fue completamente desangelada, confirmado el sentir de que ese tipo de evento debería desaparecer de Coatzacoalcos y dar lugar a una feria permanente de juegos mecánicos y a exposiciones variadas y en tiempos diversos, con productos a la venta y con eventos culturales. La muestra de cultura veracruzana fue –como siempre sucede en manos oficiales– una aberración sin fundamento, sin conocimiento y sin gusto.
El encuentro del mar, soñado por muchos que desean apreciar la calidad de los participantes, fue desastroso. Los presupuestos entregados por el gobierno de Veracruz nunca los liberó el tesorero –claramente con instrucciones del alcalde– así como tampoco pagó los dineros que la Pepsi Cola había donado para grupos musicales y de teatro. Aunque el organizador asumió los errores todos nos dimos cuenta de que el tesorero y el alcalde hicieron lo posible por lograr el desprestigio del evento naciente hace justo tres años.
El resultado de evaluar los eventos masivos es desastroso: delitos como el favorecer monopolios se conjugan con la mala organización, las arbitrariedades de alcalde y tesorero y la más crasa (gorda) ignorancia. Eventos culturales a los que ni por quedar bien se presentaron el alcalde, el tesorero o ninguno de su camarilla. El saldo desastroso no lo fue en los bolsillos del munícipe y sus secuaces.

Un segundo renglón es el de la obra pública, de la que podemos ver la mutilación de obras terminadas, como la ampliación de la avenida Universidad, que fue mutilado uno de los carriles para conseguir que el otro, por exceso de tráfico se deteriorara al grado que hoy está poblado de cráteres auténticos y de otros menores, sin que al ayuntamiento le preocupe terminar el bloqueo y abrir al uso ambos carriles, después de reparar convenientemente los muchos tramos deteriorados.
Una obra que avanza, a paso lento, es la conexión entre el bulevar costero y la avenida Universidad, obra que permitirá despojar al pueblo de Coatzacoalcos de 30 millones de pesos, por haberla presupuestado a más del doble de su costo, ya con ganancia para el contratista, cosa que ya demostramos en un escrito anterior.
El resto de la obra pública es inexistente, si exceptuamos la escuela donada por la constructora Roma en la colonia Ciudad Olmeca, obra hecha con recursos privados, pero gestionada por el ayuntamiento (que no gastó un centavo en ella).

En resumen: tenemos seis meses de nada, ninguna otra cosa más que latrocinios mayores solapados por los altos niveles gubernamentales. ¿Es raro eso para un hombre que viene de un pueblito llamado Naranjos y que ha tomado a Coatzacoalcos como tesoro para apoderarse? No es la primera vez que lo hace, pero algo nos dice que será la última.

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