martes, 1 de julio de 2008

Las Injustas Redadas

La característica que define al sistema mexicano es el doble lenguaje y la simulación. De eso se trata, también, en las redadas que viene haciendo la Policía Federal Preventiva en los sitios de reunión en que esperan encontrar una gran cantidad de jóvenes.

Este es un verdadero atentado contra de las garantías individuales. Todo mundo tiene derecho a divertirse en donde más le plazca, que puede ser una discoteca o un “antro”, como se le llama popularmente; no por eso es un presunto delincuente, ni tiene la policía derecho alguno de hacer redadas de ningún tipo por el sólo hecho de que los jóvenes se diviertan e incluso ingieran algunas cervezas. Hasta donde sabemos tomar cerveza, vino o licores no es ningún delito, venderle a menores sí lo es, pero el que delinque no es el menor que toma, sino el adulto que le vende.

Así que comandar fuerzas policiacas que hagan redadas a menores, donde sea, es un delito con dolo, no un mero delito imprudencial (como se quiere hacer creer). Es delito perseguir a los menores por el solo hecho de suponer que tienen uno o dos cigarritos de marihuana en los bolsillos. Consumir la droga no es delito, aunque venderla sí lo sea, pero las policías y el ejército tienen bien claro quién –o quienes– la venden.

Así entonces, efectuar una redada sí es un delito, se le vea por donde se le vea. Si de combatir el uso de estupefacientes se tratara, ya se habrían prohibido los miles de programas de televisión en que aparecen los “ídolos de rock” completamente drogados, pero este no es el caso, porque la postura oficial respecto a las drogas es, como todo lo oficial en la mayor parte de los países, una mera simulación que tiene –en muchas ocasiones– el valor contrario.

Por esto, lo del “News Divine” es un asunto preocupante, porque hoy fueron los niños de una colonia proletaria, mañana será una universidad, luego los obreros de alguna fábrica, o algún grupo que proteste por las arbitrariedades gubernamentales. Es preocupante porque México está cada vez más metido en un estado de terror completamente inhumano e irracional.

Pero el asunto no queda en simplemente sancionar a los mandos policíacos que actuaron con dolo contra de los menores, sino en ir más arriba y ver que es el propio presidente de la república quien promueve este estado de terror, ese es el verdadero culpable de que sucedan casos como éste, y como los que pueden suceder desde que diputados y senadores aprobaron la iniciativa presidencial de la ley conocida como “Ley Gestapo”.

En esta dirección es que debe ser hecha la crítica, México se está convirtiendo en un país fascista con el permiso y la anuencia de los representantes populares, que ya no representan al pueblo, sino a sus propios intereses personales –o de grupo. Eso es lo que está mal, no que unos jóvenes ser reúnan a bailar, tomar y fumarse sus cigarritos verdes. Esto último no mata como lo hace la policía y el terror oficial.

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