jueves, 16 de julio de 2009

¿Qué es el Conservadurismo?

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Con el creciente cierre de escuelas, tanto públicas como privadas, los mexicanos pierden el acceso a las definiciones más elementales del vocabulario, una de ellas es la del término “conservadurismo”, ¿qué significa ser conservador?

La primera respuesta que nos viene a la cabeza es que un conservador es aquel que desea preservar las cosas tal y como están. En ese sentido se aplica el vocablo a la industria de los alimentos al igual que a las artes plásticas, en las que conservar un alimento, o el estado de una obra artística es primordial.

Pero cuando hablamos del conservadurismo queremos decir algo que se aplica más a las cuestiones sociales y políticas, entendiendo que el conservadurismo busca conservarlas tal y como están. O sea, que las relaciones de propiedad, las de trabajo, las de apropiación y acumulación de la riqueza, se conserven tal y como están en un momento histórico dado.

Cabe decir que estas relaciones de propiedad, trabajo y generación de riqueza se conforman en las sociedades de manera en que benefician a unos y perjudican a otros. Por ejemplo (sólo por poner un ejemplo sin intención de decir más), las minas de oro y plata en México, al margen del Artículo 27 constitucional, las explotan compañías canadienses principalmente, trayendo a sus connacionales para ocupar cargos directivos y administrativos. Esto beneficia a las compañías canadienses, que dan empleo a sus connacionales y explotan a bajo costo los metales preciosos; perjudica en cambio a los mexicanos, que no encuentran trabajo más que como obreros especializados en algunas de esas compañías, pero que no pueden ser ni socios ni directivos (mucho menos propietarios). La postura conservadora es la de mantener las cosas así, porque conviene a ciertos intereses. Lo opuesto a lo conservador es presentado como una amenaza a las instituciones (aún cuando la situación actual viola la principal institución mexicana, que es la Constitución).

Pero no todo se busca conservar por los conservadores pues, como ejemplo de lo contrario, los sindicatos en México, a pesar de sus muchas turbiedades inenarrables, defienden algunos de los derechos de los trabajadores, el derecho a una pensión por vejez, la liquidación por despido injustificado, las primas vacacionales, los repartos de utilidades, todo esto avalado por el derecho laboral mexicano, considerado como uno de los más avanzados. Son atacados por las posturas conservadoras que desean hacer cambios a la ley del trabajo para mayor beneficio de las grandes empresas y de las firmas extranjeras (como las mineras canadienses).

Vemos entonces que no todo quiere ser conservado por los conservadores, sino que resulta evidente que lo que buscan es preservar la riqueza en manos de los grandes capitalistas, sin que se reparta adecuadamente en toda la sociedad que la genera.

Esto nos permite aclarar el significado de conservadurismo como la postura política y económica que sostiene que la riqueza debe quedar en manos de unos cuantos, que la acumulen ilimitadamente, mientras que el resto de la sociedad debe mantenerse en calma para producir la riqueza que será acumulada por las capas adineradas de la sociedad. Todo intento para alterar este designio pone en riesgo al conservadurismo y se buscan los más retorcidos caminos del terror para evitarlo.

Dicho lo anterior, la tendencia contraria, la socialización de la riqueza repartida entre quienes la generan, es el enemigo natural del conservadurismo. En una época esta repartición de la riqueza significaba las libertades de los individuos para generar y aprovecharse de la riqueza generada, por lo que se le dio el nombre de liberalismo, pero la definición de la libre empresa como la que tiene también la libertad de apoderarse de toda la riqueza generada por una sociedad es una definición conservadora, a esta posición se le llama neoliberalismo, que no es otra cosa que el uso conservador de la tesis liberal que defiende la libertad de empresa.
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sábado, 11 de julio de 2009

El Terror en México

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Con éste son ya tres años que México padece una situación de terror. Esto ha permitido militarizar el país, armar más a las policías, autorizar mayores gastos para una supuesta seguridad y acceder a fondos de países extranjeros que están dispuestos a invertir recursos para esa pretendida seguridad.

Pero, si vemos por detrás de estas apariencias, observaremos que las cosas son algo distintas. Para empezar, despierta sospechas que un gobierno federal que no pudo legitimarse en las urnas sea el que pugna por su legitimidad a partir de las armas con el pretexto de una seguridad que no tiene la capacidad de ofrecer. Genera sospechas también el raro señalamiento que indica que la violencia se debe al narcotráfico, cuando se sabe que la sociedad mexicana es considerablemente sana y no es una fuerte consumidora de estupefacientes, por un lado. Por el otro, son muy extensas las tradiciones mexicanas en las que el consumo de remedios naturales está ligado con los rituales iniciáticos y el tránsito hacia las zonas invisibles del universo y que este consumo no puede llamarse en sentido estricto una adicción a droga alguna, y tampoco es generador de violencia.

Todo parece apuntar a que la inseguridad que padece el país es inducida por determinada persona o grupo político que se beneficia de la situación. Si pensamos las posibilidades, no son los militares quienes se benefician de esto, porque, aún cuando sus salarios se han incrementado, nada ganan cruzando balaceras con supuestos criminales, poniendo en riesgo sus vidas y la seguridad de sus familias. Tampoco son las policías, que han sufrido bajas e incluso se han visto en entredicho con los sucesos las que se benefician con esta situación. Ni se favorecen los gobiernos de los estados, que han sufrido allanamientos y ataques fuera de toda decencia política y de las reglas no escritas del federalismo y el respeto de la autonomía de los estados.

Todos los partidos políticos se mantienen al margen de esto, excepto uno: los conservadores, que no han logrado legitimarse en la presidencia del país y cuyo puntal histórico está en las altas jerarquías eclesiásticas y militares, además de los oportunistas políticos que emanan de otros partidos y sus vicios e ignorancia los llevan al conservadurismo. Este partido, cuya única bandera de campaña política ha sido la denostación de sus adversarios y la campaña de lucha militar contra el delito, la inseguridad y la droga, ha impuesto en México una de las formas del fascismo: reducir la proporción presupuestal para educación e incrementar la proporción para militarizar el país.

La manera usada por esta tendencia ideológica para controlar el país es la de imponer el terror, en todas sus formas. A las ya conocidas, como son los gendarmes y militares armados apuntando al inocente pueblo desarmado, se suman otras más sutiles, como el terror al desempleo y sus consecuencias, o la de caer en carteras vencidas con los innumerables bancos a los que se ha permitido que negocien intereses leoninos. El terror a los maestros violadores, a los curas pederastas, a las guarderías subrogadas, se suman a los terrores inventados por el sistema a nivel mundial, como las pandemias, los ataques de extraterrestres o las posibles colisiones astronómicas que lleven al fin del mundo.

Todas estas formas de terror son manipuladas por el conservadurismo para que los habitantes comunes no vean que muchas de ellas son ficciones, y las que no lo son, se lucha por ocultarlas o minimizarlas, así que las fuentes de terror combinan elementos reales con imaginarios, todos filtrados a través de los medios masivos, es decir, de la televisión.

Lo grave de estas formas de terror es que un pueblo aterrorizado se vuelve incapaz de enfrentar los retos más sencillos de la vida. Cualquier persona en sus cabales sabe que la vida es riesgo, que vivir requiere de afrontar riesgos constantes, por lo que el terror se vuelve contrario del espíritu de osadía que requiere la vida. El conservadurismo es por eso un síntoma de enfermedad y de negación de la vida. Un pueblo conservador, un pueblo que decide por representantes políticos que sean conservadores, es un pueblo que está negándose en algún grado el derecho de vivir. Esto es lo grave del terror inducido por los conservadores.
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