sábado, 21 de junio de 2008

La Obra Pública en Coatzacoalcos

Las trampas que ejerce el ayuntamiento actual de Coatzacoalcos para agenciarse recursos que expoliar son de lo más obvio, pero los periodistas se muestran incapaces de señalarlo debido a los compromisos que tienen con el grupo que comete esos constantes despojos del recurso público.
El ejemplo más palmario resulta ser la construcción de los escasos 800 metros que unen el nuevo tramo del bulevar costero, ya construido en la anterior administración, pero cerrado al público para que los pobladores no aprecien que ese tramo resulta inútil sin los 800 metros que se están construyendo (no se entiende porqué la actual administración protege a la anterior, cuando tienen pleito jurado contra ellos ¿o no es así?).

El caso es que los 800 metros que se están trabajando, y que debieron haber sido entregados hace ya más de 6 meses, se avisa que están siendo construidos a partir de marzo de este año y que será entregada a los usuarios el mes de septiembre. Además de lo dudoso de las promesas municipales, siempre falaces, se anuncia que la obra ha tenido un costo para el pueblo de Coatzacoalcos de poco más de 49 millones de pesos.

Pero lo extraño es que la cifra se parece un tanto a la que se dio a conocer para el tramo de la ampliación de la avenida Universidad en una longitud de poco más de 3 kilómetros. La coincidencia no tiene punto de comparación. Pero hacemos una reflexión, si la calzada y el camellón de la carretera, a la que no se construyeron banquetas por alguna descuidada e irresponsable razón, tiene un ancho de 20 metros (porque ya estaban construidos los otros 10 metros del carril anteriormente existente), tendremos, a lo largo de 3 kilómetros, un total de 60 mil metros cuadrados de construcción; si dividimos los 49 millones entre los metros de construcción tendremos un total de $ 817.00 por metro cuadrado de construcción, que si lo aplicamos a nuevo tramo de 800 metros de longitud, pero de 30 metros de ancho, con banquetas que, suponemos, se construirán, tendremos que el tramo en cuestión cuesta, ni más ni menos que 19 millones 608 mil pesos, que es menos de la mitad de la cifra publicitada.

La pregunta es ¿a dónde van a parar los 30 millones de pesos restantes? ¿Se reparten entre alcalde y tesorero? ¿Toma parte en la repartición el mismo gobernador de Veracruz? Como sea la respuesta, pone en evidencia la manera en que son sustraídos los recursos públicos con el pretexto de la obra que, si bien es necesaria, no tiene un costo ni siquiera de la mitad de lo ejercido.

La Neurosis de Marcelo

Es penoso cuando un alcalde, o cualquier persona, buscando controlar a los demás (cosa por mucho imposible), lleva a cabo acciones que lo hacen ver ridículo o, por lo menos, muy torpe. Tal es el caso de la manera como el alcalde de Coatzacoalcos ha impedido el uso de obras terminadas, como es la ampliación de la avenida Universidad en el tramo que termina en el ITESCO. Se trata de poco más de tres kilómetros que están terminados desde noviembre de 2007, pero que la neurosis de los políticos de Paso de Ovejas ha impedido que los habitantes de Coatzacoalcos gocen de este beneficio.

Que, si se piensa en serio (cosa de la que son incapaces los políticos), este bulevar es prioritario, ya que la concentración vehicular se congestiona en este tramo a toda hora del día. Los defectos son muchos: al anterior alcalde se le ocurrió que los topes eran la mejor solución para dar seguridad a los peatones, lo que estimuló la violencia en contra de ellos. Eso sí, inteligentemente, dejó que los vehículos circularan por la vía recién terminada y cuya inauguración sería un mero trámite ornamental.

Pero la neurosis de Marcelo, que todo y a todos desea controlar, no pudo soportar que los habitantes de la zona más poblada de la ciudad circularan con seguridad y libertad por la vía recién terminada, pero no inaugurada. Para evitarlo, ordenó que se construyeran muros cada pocos metros a fin de que los conductores ni siquiera pensaran en resolver el problema de congestionamiento circulando por la flamante rúa.

Y así persiste la situación desde hace ya más de tres meses, dejando saldos de atropellados, impactos vehiculares, violencia urbana y recordatorios maternos al alcalde (a quien tienen sin cuidado). Si los vehículos de emergencia desean pasar por esos frecuentes y absurdos topes, lo hacen perjudicando sus suspensiones, total son vehículos del pueblo y se reparan con los pocos dineros del pueblo que sobran después de los saqueos tan característicos.

Así las cosas, se le engaña a los habitantes de la zona con pancartas en que se anuncia la posible inauguración del tramo, lo que, de buena fuente, sabemos que no se hará sino hasta después de diciembre, ¿razón? El control neurótico de Marcelo.