martes, 27 de mayo de 2008

El Oscuro Encuentro Internacional del Mar en Coatzacoalcos

Este cuarto Encuentro Internacional del Mar se perfila como el más oscuro que haya habido. No le es posible a un ayuntamiento encabezado por gente profundamente ignorante, el entender y fomentar un evento cultural de esta dimensión. La pequeñez con la que piensan la cultura, les ha impedido entender que los presupuestos destinados para ese renglón deben gastarse en ese rubro, y no “ahorrarlos” para que vayan a dar a los bolsillos de alcalde y tesorero.

Este problema, que ya se ha venido observando en las conductas del actual ayuntamiento (cuyo símbolo al amanecer el año es el de un gorila), se hace más notorio en una evento de estas dimensiones. Los presupuestos, a pesar de haber sido depositados por los patrocinadores y el gobierno de Veracruz, no llegan a los proveedores de servicios ni a los participantes. Se anuncia la presencia de innumerables figuras, pero tal vez no sea posible apreciar sus ideas, ni verlos en vivo, porque Montiel no es capaz de poner en orden a su tesorero, o porque le tiene la consigna de no pagar.

Hasta ahora (unos pocos días antes del evento), parece ser que se reducirá a las muestras de escuelas de computación sobre el software libre; a unas –que serán graciosas, o demasiado sesudas– intervenciones para hablar de la Malinche, a varios eventos “deportivos” entre los que destacan las competencias de carros “modificados”, un triatlón –que afortunadamente se ha venido repitiendo– y una firma de un convenio de colaboración cultural entre tres de los países latinoamericanos, cuyos representantes han aceptado venir al cuarto encuentro, pero no han percibido las fallas de organización que existen por falta de la intención de Alcalde y tesorero.

De la parte musical, el único nombre que destaca es Oscar de León. Muy lejos están los días en que participó Pablo Milanés, Luis Eduardo Aute, etc. No hay nada de teatro programado, ni tampoco se espera nada de música sinfónica –excepto una ópera de Bizet que se cobrará cara–, no hay tampoco temáticas dedicadas a la mujer, y el ambientalismo se limita a hablar del ya muy sobado “calentamiento” global, sin que el ayuntamiento tenga la coherencia, por ejemplo, de sembrar árboles en cada área verde que pueda rescatar.

Se ha querido integrar a las culturas de la región, pero la única que tiene una participación coherente, tal vez por ser muy escénicos, son los zapotecos, con su regada de fruta y su paseo multitudinario. A los indígenas de la región, no se les comprende ni se les da los espacios adecuados dentro de las ponencias y foros (cuando se dice que el principal foro es de la Malinche), sino que se les somete a hacer actos desarraigados frente a la “pirámide olmeca”, de plástico y material sintético, para hacer un “paseo” muy distinto de toda tradición indígena local. Otra vez se muestra la ignorancia de Montiel, y su incapacidad de contratar asesores adecuados a las cuestiones indígenas.

El vaticinio: una verdadera caricatura de otros encuentros. Caricatura que no se debe a incapacidad del encargado –que es el mismo de los tres años anteriores– sino a la ineptitud e ignorancia de la camarilla gobernante. Antes les decían “burros cargados de oro”, pero ahora les dicen a los mismos personajes, simplemente “pobres burros”.

Y es que el alcalde que creó los encuentros, también tenía algunas relaciones con ciertos pensadores. Pero el actual alcalde sólo conoce de sus intereses egoístas y de apoderarse de los recursos públicos.